La fe mueve montañas
Jesús enseñó que la fe, aunque sea tan pequeña como un grano de mostaza, tiene un poder inmenso cuando está puesta en Dios. Esta imagen poderosa —mover montañas— no es solo una figura poética, sino una manera de expresar que nada es imposible cuando confiamos verdaderamente en el Señor.
El enfoque no está en la cantidad de fe, sino en su calidad y dirección. Una fe pequeña pero firme, enfocada en el Dios verdadero, puede superar obstáculos aparentemente inmovibles: problemas familiares, enfermedades, temores, dudas, adicciones, inseguridades o cualquier situación que parezca imposible de cambiar.
La fe que mueve montañas no se basa en nuestras fuerzas, sino en el poder de Dios. Él no necesita que tengamos una fe perfecta, sino una fe real, viva, y puesta en acción. Este diseño nos recuerda que cuando confiamos en Él, los imposibles empiezan a ceder.
